La edad media de los latinos en general es de 27 años; en los afroamericanos (31), los asiáticos (36) y los blancos no latinos (41).
Sin embargo, el informe "Generación del Milenio" del Pew, indica que pese a que la juventud latina, sea optimista sobre el futuro y reconozcan el valor de la educación, se ubica en el primer lugar de deserción escolar, el grupo con mayor incidencia de mujeres menores de edad embarazadas y en el grupo más propensos a caer en pandillas.
Aunque estos comportamientos y actitudes han sido anteriormente relacionados a la vida del inmigrante, el estudio comprobó que las dos terceras partes de la deserción escolar se da en jóvenes nacidos dentro del país.
Los jóvenes nacidos dentro de EE. UU., como es de esperarse, son competentes en inglés, pero tienen dos veces más probabilidades de vincularse a pandillas y de convertirse en padres adolescentes.
El panorama se vuelve mucho más turbio cuando se establecen comparaciones entre los hispanos de primera, segunda y tercera generación. Por ejemplo, las tasas de pobreza, paternidad adolescente y deserción escolar son altas en la primera y tercera generación.
Las causas aparentes de este proceso es la falta de identidad y de asimilación del latino a la cultura norteamericana, factores que no sólo influyen en la familia inmigrante, sino en el transcurso de varias de sus generaciones.
Un encuesta telefónica a 2,012 jóvenes entre 16 a los 25 años de edad, pone en evidencia clara, que los niños nacidos en USA, de inmigrantes latinos, tienen una confusión de autoidentidad. El 52% de ellos se identifica con el país de origen de su familia, otro 20% se describe a sí mismo como "hispano", mientras el 24% como "americano" en primer lugar.
En Jóvenes de segunda generación, el estudio revela datos mucho más sorprendentes, el 33% se consideran estadounidense, 21% hispano y un 41% se sigue identificando por el país de origen de sus abuelos. Solo la tercera y siguientes generaciones utilizan el termino americano.
La identidad que demuestran los jóvenes los ubica entre dos mundos y en un enfrentamiento cultural, ya que a pesar de que muchos son estadounidenses de nacimiento, se consideran mexicanos, salvadoreños, dominicanos, venezolanos o del país del que han emigrado sus ascendientes.
Para Rakesh Kochhar, director de la investigación, este comportamiento se debe a que las familias inmigrantes ponen especial énfasis en sus raíces y cultura latinoamericana, inculcando al joven a sentir orgullo del país de origen que de ser estadounidense.
Pero, los factores que influyen en este comportamiento son variados, y van desde la poca necesidad que sienten los inmigrantes de aculturarse a su nuevo país, hasta la creciente tolerancia de Los Estados Unidos por la diversidad cultural, actitud que según algunos estudiosos alienta a los inmigrantes y sus descendientes a conservar sus propias identidades étnicas y culturales.
Foto by Kconnors
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