Los documentos hacen referencia a 107 inmigrantes que murieron en cárceles de inmigración desde octubre del 2003 y muestran como los encargados del sistema de detención federal encubrieron pruebas de maltrato, desviaron la información para los medios de comunicación y prepararon declaraciones publicas que ocultan los casos de abuso o cuidado deficiente de los detenidos.
La información obtenida por el diario y la Organización "Unión Estadounidense de Derechos Civiles", señaló que un portavoz del servicio de inmigración, negó información acerca de un detenido que moría con graves lesiones en su cabeza en una cárcel de inmigración en el 2007.
El africano Boubacar Bah, de 52 años, estuvo en una celda de aislamiento sin tratamiento durante 13 horas, antes de que llegara una ambulancia.
Mientras Bah estaba en el hospital en estado de coma después de una cirugía cerebral de emergencia, directores de la agencia en Washington y Newark, discutían por teléfono y correo electrónico la manera de evitar los costos médicos por su cuidado.
Una opción era enviar a Bah moribundo a Guinea, idea que no fue posible debido al estado crítico en que se encontraba. Otra opción era renovar su permiso de trabajo con la esperanza de aprovechar los beneficios de discapacidad. Finalmente después de un pago de 10,000.00 dólares por mes, decidieron darle, "liberación humanitaria", pero a los pocos días, Bah murió.
En los archivos confidenciales de la agencia, fue encontrado un video de Bah esposado y boca abajo en la unidad médica, antes de ser enviado a una celda de castigo, en la misma se escucha al inmigrante gritando en su idioma,"Ayuda, que me están matando".
Como este caso, muchos otros fueron descubiertos, entre ellos, el del Salvadoreño Nery Romero, quien por un fuerte dolor por una pierna rota y no recibir atención médica, terminó suicidándose en una cárcel de Nueva Jersey. No contentos con ésto, el personal de la cárcel escribió en su historial médico haber administrado el medicamento motrín, sólo que después se determinó que la medicina había sido suministrada después de muerto.
Artiiculo en el New York Times
Foto by elnico
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